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El monólogo en las aulas

Nelly Carmela Jiménez Torres Nelly Carmela Jiménez Torres Follow Feb 14, 2021 · 5 minutos
El monólogo en las aulas
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¿Por qué si se pierde clases en los colegios, se recuperan cursos como Matemática y Comunicación, pero casi nunca Arte? ¿Por qué algunas horas de arte se les asignan a maestros de otras especialidades para completar sus horarios? En el Perú, algunos no comprenden la importancia de esta asignatura; a pesar de que existen numerosos estudios que demuestran que el cultivo del arte tiene la facultad de mejorar la calidad de vida de las personas y de la sociedad. Además, desde hace algunos años se sabe que se ha convertido en una herramienta poderosa para impulsar el desarrollo emocional e intelectual. Por ello, creo que todos los cursos deben integrar las expresiones artísticas en sus procesos de enseñanza y aprendizaje. Estoy plenamente convencida de que “el arte abre espacios de creación y discusión”, así que contaré como lo he utilizado en mi práctica pedagógica.

Hace siete años abrí la puerta de mis aulas a las artes escénicas, motivada porque me percaté de que el 60% de mis estudiantes tenían problemas para exponer. La única manera de lograr que no sientan vergüenza para enfrentarse al público era que salieran, pero no como ellos, sino que simularan ser otras personas; entonces, lo ideal era promover los monólogos literarios.

Gracias al uso del monólogo, en mis aulas, he logrado que muchos de mis estudiantes puedan superar sus miedos o inseguridades para que participen activamente. Por otro lado, he presenciado cómo se ha incrementado su autoestima y la seguridad en sí mismos.

Viene a mi memoria mi querida alumna Anyi. El primer año que la conocí no participaba frente a sus compañeros ni siquiera a exponer en grupo; inclusive, cuando un maestro la obligaba, rompía en llanto a pesar de sus 13 años. A mediados del año siguiente, la animé para que hiciera un monólogo. Ella, dudosa, aceptó. Decidió salir como Marianela, la icónica protagonista de la obra del mismo nombre de Benito Pérez Galdós. Para ello, utilizó un chal de su mamá; así se tapaba medio rostro. Lo hizo de modo extraordinario, fue aplaudida por todos sus compañeros. A partir de ese instante, cambió radicalmente, se le veía más segura y alegre. Más tarde, la notaría participando en las actuaciones.

Además, el monólogo desarrolla la capacidad de comprensión y análisis del personaje que interpreta. También, fomenta la capacidad crítica para cuestionar actitudes y acciones del protagonista dentro de la obra literaria, incluso, promueve la creatividad que le permitirá usar su lenguaje verbal y no verbal para expresarse.

Uno de mis estudiantes quiso representar a Rodion Raskolnikov, protagonista de la obra “Crimen y castigo”. Le insistí para que cambiará de personaje, pero él mantuvo su idea. De alguna manera, este personaje -que se había convertido en un asesino en la obra- lo había impactado. En la reflexión final que hace el personaje, me encantó lo que dijo: “solo el amor lo salvaría de la locura”. Se convirtió en una de las mejores representaciones de ese año.

No solo es beneficioso para el que presenta el monólogo; sino, también, para el público que escucha; ya que, despierta la sensibilidad y empatía, porque entiende y tolera la conducta de los seres de humanos, sin prejuzgar; comprende las diferentes visiones de su entorno.

He trabajado varios tipos de monólogo. El primero y el que me ha brindado más satisfacciones es el LITERARIO. Este consiste en que, a partir de las obras leídas en clase, ellos elijan un personaje que les llame la atención, no necesariamente el protagonista, puede ser al antagonista, incluso, uno secundario. Lee, sobre todo, su participación en la historia; analiza sus características, sus actitudes y su conducta dentro del drama. Luego reflexiona sobre su proceder para orientar el propósito de la actividad. Por ejemplo, cuando presentaron el monólogo de Marianela, se evidenció que era tímida pues hablaba bajito, casi tartamudeando; se tapaba el rostro porque se avergonzaba ya que se consideraba fea. Pero su meditación final me impactó. Hizo reflexionar a sus amigos. Ella expresó una frase como la siguiente: “Todos los seres humanos somos diferentes, pero tenemos un mismo corazón; entonces, nadie debe discriminar y nadie debe ser discriminado”.

En un monólogo, no solo es importante lo que se dice sino cómo lo dice. Por un lado, el volumen, el ritmo, la velocidad y la entonación irán cambiando de acuerdo a lo que se va expresando. Subirá el tono de voz y mostrará energía si está enojado o lo bajará y lo dirá murmurando, si tiene miedo. Por otro lado, las pausas se utilizarán para despertar la curiosidad o para expresar temor. Por último, es vital el uso adecuado de los gestos y el movimiento de su cuerpo para que se evidencie que se ha involucrado directamente con el personaje.

Otro tipo de monólogo que trabajé con los estudiantes de primer año, en coordinación con la profesora de Ciencia y Tecnología fue “Monólogos de animales en peligro de extinción”. En este caso, los chicos tenían que investigar primero, luego completar una ficha para que detallarán sus características, hábitat, alimentación y reproducción. Luego redactaron el monólogo donde se presentaban con mucha alegría, contaban cómo vivían y terminaban pidiendo ayuda, porque estaban amenazados; incluso, detallaban de qué manera. Fue una experiencia increíble por la forma cómo se prepararon para presentarse. Algunos inspiraban tanta pena que mis alumnos derramaron ciertas lágrimas.

Este año ingresé a trabajar a un colegio nuevo sin imaginar que estaríamos en cuarentena. Siento mucha tristeza, porque no llegué a conocer físicamente a mis alumnos. Empezamos las clases en un escenario atípico, la interacción sería de manera virtual. A veces por Zoom otras solo a través de WhatsApp. No me rendí, con mucho entusiasmo animé a dos maestras para hacer un proyecto interdisciplinario, al que denominamos “Voces de libertad”; cuyo propósito era que la comunidad educativa valore el proceso previo a la independencia Nacional a partir de la representación de personajes históricos.

¿Por qué se me ocurrió hacer este proyecto? El próximo año celebraremos el Bicentenario de la independencia de nuestro país y, lamentablemente, los adolescentes no le dan la importancia debida ni siquiera conocen a los hombres y mujeres que, de alguna manera, fueron los gestores de la lucha por la libertad. Por ello, nace el proyecto, pensando, estratégicamente, cómo acercaríamos estos personajes a los estudiantes.

Nelly Carmela Jiménez Torres
Escrito por Nelly Carmela Jiménez Torres
Maestra de vocación. Profesora de Comunicación. Magíster en Educación superior de la UNMSM. Más de 25 años de experiencia en colegios públicos y privados. Además, 10 años como docente de nivel superior. He participado como ponente a nivel nacional e internacional. Publicación: Proyectos comunicativos para la enseñanza de literatura. Editado por MINEDU 2014. Cuento con reconocimiento de MINEDU, Ministerio de Cultura, UNESCO, y del Gran Teatro Nacional.